Liga Distributista
Distributismo: Sociedad y Economía según el orden natural y cristiano
Foto: Ditchling en la década de 1920
martes, 10 de agosto de 2021
Una precisión sobre la palabra Distributismo
miércoles, 17 de marzo de 2021
Verdadera comprensión de la Justicia Social
Sabemos qué nos hemos referido a este punto muchas veces antes, pero es bueno repetirlo, especialmente porque va derecho a la raíz del problema. La Justicia Social no está para nada dirigida al bien individual. No es un reemplazo de la justicia individual ni de la caridad. La Justicia Social es una “virtud particular” por sí misma. Está dirigida al bien común, no al bien individual.
Y de inmediato tenemos que explicar nuestra explicación. Las virtudes individuales clásicas están dirigidas al bien de los individuos, esto es, a las personas naturales. No importa que nos refiramos a una persona individual o a cada uno sobre la tierra. Si algo es hecho directamente por o para esa persona o personas, es (y siempre será) individual por naturaleza. Si damos un dólar a cada uno sobre la tierra, eso es individual en carácter lo mismo que dar un millón de dólares a una sola persona. Es el hecho de que las personas naturales son objetos de actos, no el número de personas naturales, lo que hace a una virtud (o vicio) individual.
Cuando una “persona artificial” o institución es el objeto de un acto se convierte la virtud o vicio en social. Prohibir que alguien coma en un restaurant debido a su color de piel o falta de color, es una injusticia individual. Sancionar y promulgar una ley que prohíba que a cualquiera comer en un restaurant debido a su color de piel (o falta de color) es una injusticia social.
Del mismo modo, pagar a los trabajadores un salario justo es justicia individual. Sancionar una ley imponiendo un salario justo o mandando organizarse con otros para obtener un salario justo es justicia social. Ése es el verdadero sentido de estos pasajes de las encíclicas de Pío XI Quadragessimo Anno (1931) y Divini Redemptoris (1937) que mucha gente ha interpretado —incorrectamente— en el sentido de que la Justicia Social consiste en pagar un salario justo. En Quadragessimo Anno, el Papa dijo:
“Hay que luchar denodadamente, por tanto, para que los padres de familia reciban un sueldo lo suficientemente amplio para atender convenientemente a las necesidades domésticas ordinarias. Y si en las actuales circunstancias esto no siempre fuera posible, la justicia social postula que se introduzcan lo más rápidamente posible las reformas necesarias para que se fije a todo ciudadano adulto un salario de este tipo.” (§ 71)
El análisis del cofundador del Center for Economic and Social Justice (CESJ), el Padre William Ferree, particularmente de este párrafo en su panfleto Introduction to Social Justice (New York: The Paulist Press, 1948), ha sido revelador para mucha gente que o no había leído con cuidado o simplemente había impuesto sus preconceptos a lo que leyeron o escucharon:
“Ahora bien, si entregamos esta cita a un buen número de gente, y le preguntamos a cada uno lo que exige la Justicia Social según ella, casi todos responderán: ‘un salario familiar’.
“¡Todos estarán equivocados! Miremos de nuevo la sintaxis de la oración: el objeto directo del predicado ‘postula’ es la cláusula ‘que se introduzcan lo más rápidamente posible las reformas necesarias’. La enseñanza del Papa sobre el salario familiar es aquello que es debido en justicia conmutativa o estricta al trabajador individual; lo que la Justicia Social postula es algo específicamente social: la reorganización del sistema. Pues es todo el sistema lo que está mal organizado (es ‘socialmente injusto’) cuando retiene a los seres humanos cuyas vidas están ligados a él, el poder de ‘atender convenientemente a las necesidades domésticas ordinarias’.” (p. 11)
No sorprendentemente, Pío XI estaba al tanto de que la gente reinterpretaba lo que él había escrito casi tan rápido como lo escribía. Del mismo modo el Padre Ferree, como dejó claro en sus propios escritos cuarenta años después de haber analizado la doctrina social de Pío XI por primera vez. Sin embargo, antes, el P. Ferree continuaba el comentario de arriba notando:
“El Santo Padre después sintetizó la enseñanza de Quadragesimo Anno en muchos párrafos de Divini Redemptoris (sobre el comunismo ateo). En el parágrafo 53 [54] de este último documento nos da un muy claro ejemplo de estas enseñanzas:
“’ Y si, como sucede cada día con mayor frecuencia, en el régimen de salario los particulares no pueden satisfacer las obligaciones de la justicia, si no es con la exclusiva condición previa de que todos ellos convengan en practicarla conjuntamente mediante instituciones que unan entre sí a los patronos —para evitar entre éstos una concurrencia de precios incompatible con los derechos de los trabajadores—, es deber de los empresarios y patronos en estas situaciones sostener y promover las instituciones necesarias que constituyan el medio normal para poder cumplir los deberes de la justicia.’
“Aquí los dos niveles de justicia están claramente distinguidos. En el nivel de la justicia conmutativa o individual el empleador ‘no pueden’, y no que esto sucede ‘cada día con mayor frecuencia’. Ahora evidentemente, si realmente no puede hacer justicia plena, no peca cuando por pura necesidad se queda corto con la justicia. En el plano de la justicia individual el caso está cerrado, pues el empleador no puede hacer más nada; y la injusticia debe permitirse por pura inhabilidad de detenerla.
“Sobre este campo de justicia individual, sin embargo, está todo el amplio campo de la Justicia Social, y en este campo más elevado el caso nunca está cerrado. La ‘imposibilidad’ de los individuos viene del hecho de que la industria en conjunto está mal organizada (es ‘socialmente injusta’). La Justicia Social exige que sea organizada correctamente por el Bien Común del que todos dependen para su bienestar y perfección. Por lo tanto, los empleadores tienen el deber —el rígido deber de Justicia Social que no pueden ignorar sin pecado— para trabajar juntos (socialmente) para reorganizar su industria. Una vez que esta reorganización (acto de Justicia Social) sea lograda por la acción del grupo (social), entonces los empleadores ya no estarán imposibilitados en el campo de la justicia individual, y estarán bajo la obligación de cumplir los rígidos deberes en este último campo.” (pp. 11-12)
Por supuesto que enfocarse en el salario justo íntegro oscurece la específica enseñanza social de la Iglesia que no es individual, sino… específicamente social. La idea íntegra de la enseñanza social católica no es el bienestar material ni el desarrollo espiritual. Ésta es, y siempre será, el objeto de la enseñanza católica individual, sea que estemos hablando de bienes temporales como espirituales. Si alguien tiene una vida material confortable o, incluso, llevadera, o si desarrolla su espiritualidad para alcanzar el Cielo o donde quieras llegar según tu fe o filosofía, es y siempre será de carácter individual. Punto.
La Doctrina Social de la Iglesia Católica está dirigida no a las personas naturales, sino a las personas artificiales o instituciones. El objeto de la virtud social no es, de ningún modo, forma o circunstancia, proveer directamente cualquier bien individual a personas naturales. Es, por el contrario, (y lea esto cuidadosamente) hacer posibles los bienes y virtudes individuales, no sustituirlos ni proveerlos de ninguna forma.
Créelo o no (y mucha gente rechazará absolutamente creerlo), eso es lo que exactamente Pío XI declaró en términos para nada inciertos en su Quadragesimo Anno. Como dijo (y, de nuevo, lee con cuidado):
“Todo cuanto llevamos dicho hasta aquí sobre la equitativa distribución de los bienes y sobre el justo salario se refiere a las personas particulares y sólo indirectamente toca al orden social, a cuya restauración, en conformidad con los principios de la sana filosofía y con los altísimos preceptos de la ley evangélica, dirigió todos sus afanes y pensamientos nuestro predecesor León XIII.” (§ 76)
¿Podría Pío XI haberlo dicho más claro? Probablemente no, por lo que —por supuesto— las generaciones de “expertos” que tuvieron un interés investido en la manera usual de comprender la enseñanza social católica estaban equivocadas. Peor, ignoraron o incluso atacaron a cualquiera que sugiriese que pudiese haber una alternativa de base racional a su “entusiasmo” (para usar la expresión de Monseñor Knox) de base fideísta que ha corrompido la academia, vaciado las iglesias, alienado a las personas, investido al Estado con un poder inmenso, impuesto una deuda pública y privada gigantesca… la lista no tiene fin.
No obstante, hay esperanza… si la gente se puede despertar (en vez de “ofenderse”), y comenzar a trabajar en la remoción de los obstáculos y las “barricadas” que inhiben o impiden un futuro más justo y humano para cada niño, mujer y hombre.
[https://just3rdway.blogspot.com/2021/03/1-five-roadblocks-to-social-justice.html]
martes, 30 de junio de 2020
La Causa del Distributismo Cristiano
- La ruptura de los monopolios, el apoyo de una extendida participación en las ganancias y la transferencia de la propiedad a corporaciones de trabajadores;
- La redistribución de la tierra agrícola y otros recursos naturales, la imposición de los contratos de transferencia desalentando la venta de pequeñas propiedades a los grandes propietarios y el aliento de la división de grandes propiedades para la venta a las familias;
- El enjuiciamiento de los capitalistas fraudulentos, tales como los financistas detrás de la crisis económica de 2008;
- El aliento de la autosuficiencia sana, mediante el deshecho de reglas urbanas zonales que prohíben las cercas, la cría de gallinas, los huertos de verduras y los pequeños comercios;
- La descentralización de la industria, el abaratamiento de la electricidad y la expansión de las redes de energía, lo que Chesterton dijo “podría llevar a muchos pequeños talleres”;
- El aliento de una agricultura sana a campo y de escala familiar, que Belloc dijo “debe ser privilegiada contra la enfermedad social a su alrededor” en términos de crédito e impuestos;
- La restauración de los pequeños comercios y el uso de impuestos diferenciales contra los minoristas gigantes.
*Allan C. Carlson fue presidente del Rockford Institute entre 1986 y 1997, y presidente del Howard Center desde 1998 hasta su retiro en 2015.
lunes, 3 de febrero de 2020
Poniendo en acción la Rerum Novarum en Luján
Julio Steverlynck fundador de la empresa textil Algodonera Flandria.
Jules Steverlynck (Courtrai, Bélgica, 4 de octubre de 1895 - Villa Flandria, Luján, Argentina, 28 de noviembre de 1975), más conocido como Julio Steverlynck, fue un empresario argentino de origen belga que en 1926 fundara la empresa textil Algodonera Flandria y que se destacó por haber sido el primer empresario en Argentina en introducir los avances que se daban en Europa en el área de la seguridad social otorgando a sus empleados vacaciones pagas, aguinaldo y premios por producción, además de desarrollar la zona donde estaba localizada la empresa, construyendo barrios, un centro de salud y clubes, entre los que se destaca el Club Social y Deportivo Flandria, el cual milita en la Primera B Nacional del Fútbol Argentino.
La firma Etablissements Steverlynck fue fundada en Bélgica 1880 por Adolf Steverlynck. A comienzos de la década de 1920, la empresa exportaba telas hacia la Argentina desde sus fábricas de Bélgica. Cuando en 1923 el gobierno argentino, dando el primer impulso de lo que hoy conocemos como industrialización sustitutiva, arancela los tejidos importados y favorece la introducción de maquinarias, la empresa belga abre una filial en el país. Como era corriente por aquellos días, los Steverlynck eligieron a uno de sus hijos, Jules, para que abriera la filial en Argentina. En 1924 Jules o Julio Steverlynck junto con su socio argentino Braceras fundan en la localidad bonaerense de Valentín Alsina la empresa Algodonera Sudamericana Flandria S.A.
En 1928 Steverlynck decide trasladar la fábrica al pequeño pueblo rural de José María Jáuregui, en donde había comprado un molino a orillas del Río Luján.
La empresa se expande rápidamente: en 1938 se añade una tintorería y en 1939 una hilandería de algodón. En 1941, Steverlynck funda Lineras Bonaerenses S.A., una empresa dedicada a los tejidos de lino y en 1947 funda Fabril Lineras S.A., una hilandería y textil que fabricaba tejidos de fibra mezcladas con fibra sintética. Algodonera Flandria fue una empresa textil que realizaba todos los procesos inherentes a este tipo de industria. Pero sus empresas lineras fueron pioneras en la explotación industrial de este producto. Don Julio planeó este proyecto con ideas que venían de su familia, que se dedicaba al lino en Bélgica.
Varias cosechas debieron pasar hasta que en 1941 Linera Fabril comenzara a producir industrialmente el lino. Era una producción integrada única en nuestro país, es decir, el proceso comenzaba con la plantación del lino y culminaba con su transformación en producto. Esto llevó a Don Julio a construir canales de riego, puentes, una represa e infinidad de obras en el lugar. Vale decir también que en las empresas de Don Julio los obreros trabajaban entre treinta y cuarenta años, jubilándose en las mismas; con lo cual el grado de compromiso y amor por la fábrica era destacable.
Junto con la expansión de la actividad industrial, Steverlynck funda dos pueblos en las adyacencias de las fábricas: Villa Flandria Sur (1931), (en el auge de la Algodonera Flandria se cambió el nombre de Jáuregui por el de Villa Flandria) y Villa Flandria Norte (1934), más conocida como Pueblo Nuevo.
Don Julio estaba casado con María Alicia Gonnet con las que tuvo 16 hijos. María Alicia falleció en 1966 cuando a bordo de su auto sufrió un accidente ferroviario, y este hecho causo un gran impacto en el pueblo.
Obras. En 1929, José Penadez termina la construcción de la primera casa con ayuda de la fábrica. Cientos de viviendas le seguirían.
En 1930 se levanta el edificio de la futura parroquia San Luis Gonzaga. Cabe recordar que el pueblo no tenía parroquia, y los pobladores debían asistir a los servicios religiosos en Luján. La enseñanza religiosa para las comuniones se impartía en la casa de Don Julio, la estancia “Santa Elena”, a cargo de su esposa María Alicia Gonnet y de Teresa D’Ariste de Estrugamou, otra belga que vivía en el pueblo. Fue declarada parroquia en 1936, y su primer párroco fue el Padre Miguel Inglés, sacerdote español proveniente de la Cruzada. La parroquia fue saqueada en 1955, poco tiempo después se recuperó y siguió adelante con su labor apostólica.
En el año 1934 aparece el primer ejemplar de la revista “El Telar” y expresa su línea editorial: Dios, Patria, Hogar, Paz y Trabajo. Nace junto a esta publicación la asociación “Rinconcito de la Tierra”, donde se enseñaba a la gente sobre plantación de árboles y paisajismo.
En 1937 se funda el Club Ciclista El Pedal, con bicicletas traídas de Europa por Don Julio. Sería ésta una gran actividad en el pueblo.
En 1939 abre sus puertas el Club Náutico "El Timón". Lugar de donde salieron grandes deportistas del remo y la natación. Un club que tenía, entre otras cosas, una pileta olímpica climatizada con la caldera de Linera Fabril. Los terrenos y el dinero fueron cedidos por Don Julio.
Con el afán de promover la práctica de deportes entre los trabajadores, nació el Club Social y Deportivo Flandria en 1941. Algodonera Flandria costeó la construcción del estadio y el complejo deportivo llamado Carlos V. Este club actualmente compite en la Primera B Nacional.
En 1946 se funda el Círculo de Obreros Católicos, y en 1947 se inaugura la sala de primeros auxilios; que luego, en 1966, sería la clínica y maternidad San José Obrero, que funciona hasta nuestros días. Es imposible no resaltar lo siguiente: por cada nuevo socio que se sumaba al círculo, Don Julio pagaba al establecimiento dos cuotas.
En 1951 nació el grupo Scout “San Luis Gonzaga”, por iniciativa de Don Julio. Godofredo Elías Chávez, su primer jefe, fue el gestor de este cuerpo Scout Nro. 91 que estaba asociado a la USCA (Unión de Scouts Católicos Argentinos). Sus 33 componentes iniciales fueron los alumnos de tercer grado de la Escuela San Luis Gonzaga, con el agregado de niños mayores de los grados cuarto a sexto. Este cuerpo estaba conformado por cuatro patrullas de 8 scouts cada una, al frente de las cuales había un jefe y un subjefe y a su vez todo el grupo tenía el mencionado jefe creador. Su presentación oficial se llevó a cabo durante el desfile del 9 de julio de ese año.
Don Julio hizo construir el camposanto del pueblo, que recibió la aprobación en 1960.
En 1961 nace el Colegio Inmaculada Concepción gracias a Don Julio. Fue una escuela de preparación espiritual e industrial, ya que allí se enseñaba los oficios para luego trabajar en la fábrica. Los dos mejores promedios eran premiados para estudiar en la Universidad Obrera Nacional, devenida luego en la Universidad Tecnológica Nacional.
Con obreros de la Algodonera nació la banda musical “Rerum Novarum” que existe también hasta nuestros días. Don Julio compraba todos los instrumentos y facilitaba las instalaciones para los ensayos de los obreros, luego de cumplir sus tareas en la fábrica.
Don Julio promovió la creación del Círculo Criollo Martín Fierro, lugar que le habían solicitado varios obreros gauchos, que habían llegado para trabajar en sus fábricas. Esta iniciativa nació en 1944 a raiz de una peregrinación de gauchos de El Rodeo de Palomar (Partido de San Martín) que dirigía el gaucho Fito. El Círculo organiza la Peregrinación Anual de los Gauchos a Luján, y el 5 de noviembre de 1965, Julio Steverlynck fue el anfitrión del rey Balduino de Bélgica y de su esposa la reina Fabiola Mora y Aragón así como del presidente argentino Arturo Umberto Illia y el gobernador de la Provincia Anselmo Marini, a quienes recibió en el pueblo de Jáuregui.
Construyó calles, plazas, y diseñó el aspecto urbano de Villa Flandria, Sur y Norte. Don Julio hizo todo esto con el signo inequívoco del catolicismo, ya sea en las obras, ya sea en los nombres que ellas llevaban.
Muerte. Julio Steverlynck falleció en 1975. Sus restos mortales descansan en Villa Flandria, en el cementerio local, una de sus tantas obras y donaciones. Según sus deseos, fue cubierto su cuerpo con la túnica de los Caballeros de la Orden del Santo Sepulcro, prendida en el pecho la Cruz de Guerra, y su féretro con tierra argentina y flamenca, que había traído especialmente en el último viaje que realizara a su país natal.
14 años después de su muerte, en 1989 la Algodonera Flandria entra en convocatoria de acreedores para cerrar definitivamente en 1995.
En 2001 las instalaciones abandonadas fueron compradas por la empresa Algoselan y fueron reconvertidas en el Parque Industrial Villa Flandria en donde funcionan ocho nuevas fábricas.
Julio estaba casado con María Alicia Gonnet, de fuertes convicciones católicas, con la que tuvo 16 hijos.