Foto: Ditchling en la década de 1920

miércoles, 6 de junio de 2012

Feria de productos naturales en Buenos Aires



En un entorno entrañable donde aún se puede apreciar un paisaje que hasta hace 15 ó 20 años era común en la ciudad de Buenos Aires, allí donde termina el barrio de San Telmo y comienza Barracas, a metros del Parque Lezama y el Museo Histórico Nacional, tuvo lugar el pasado fin de semana la 2ª Edición de “Buenos Aires Market” — una feria de “productos orgánicos y alimentos saludables”, organizada por la revista gourmet Joy y el Gobierno de la Ciudad.

Estuvimos de visita el sábado por la mañana, curiosos pero con algunos prejuicios, nos llevamos una grata sorpresa. Pasa que los Distributistas tenemos un doble sentimiento hacia todo este movimiento moderno, llámese “slow food” (por oposición al “fast food” de las cadenas estadounidenses), permacultura (cuyos conceptos principales como el de transición o el de localismo han sido “prestados” por el Distributismo), alimentación orgánica (“tendencia” que involucra aristas muy diversas, algunas de ellas radicalmente anti-distributistas), etc. Es que muchas veces, estos movimientos tienen características de meras modas superficiales que nos dejan la conciencia tranquila a nivel “micro”, mientras los grandes procesos anti-distributistas, a nivel “macro”, siguen su rauda marcha hacia la concentración económica y la destrucción de la pequeña propiedad familiar o comunitaria.

Pero siendo que, al menos en la Argentina, la producción orgánica es aún a una escala muy pequeña, se trata, por lo general, de emprendimientos familiares o cooperativos. Por otro lado, notamos un sano interés en los concurrentes por una alimentación rica y sana, y no tanto por las clases de yoga, naturismo, vegetarianismo, etc., etc., que irremediablemente acompañan este tipo de muestras. Calculamos, a ojo, que menos del 5% de los visitantes se prestaron a estas cosas. Incluso entre quienes vimos preguntando en los stands referidos a lo vegetariano, por ejemplo, muchos eran personas que por razones médicas tienen ciertas comidas restringidas.

También da gusto ver producciones originarias del Interior argentino que nunca tienen lugar en las góndolas de los supermercados, como ciertas variedades de papas, tomates, porotos, cebollas, frutas… tan lejos de las variedades industriales, modificadas genéticamente, donde el sabor brilla por su ausencia.

Cuando las quintas productoras han desparecido de casi toda la Argentina (incluso en los pueblos del Interior es difícil conseguir productos alimenticios producidos localmente), lo cierto es que comer un pollo comprado allí es una experiencia única — nada más opuesto a los pollos de supermercado inflados a fuerza de hormonas y alimentos “balanceados”.

De acuerdo con los organizadores la próxima edición tendrá lugar durante el fin de semana largo del 7 al 9 de julio. Puesto que las producciones son limitadas y las mercaderías no tienen conservantes, recomendamos ir el primer día por la mañana para tener mayores alternativas de productos frescos.

Aprovechemos ahora, antes que se industrialice. Y, aunque podamos poner muchos reparos, no nos quedemos sin la posibilidad de conseguir productos saludables, locales y “a escala humana”.

Omnia autem probate,
quod bonum est tenete.

viernes, 20 de abril de 2012

La subsidiariedad y el “gobierno pequeño” del liberalismo



Por James Baresel, para The Distributist Review, 3 de abril de 2012.

No hace mucho encontré a dos personas que estaban defendiendo a un candidato presidencial liberal y argumentaban que su elección llevaría a una mayor subsidiariedad en los Estados Unidos. Ninguno de estos individuos apoyaba la filosofía liberal de este candidato. De hecho, ambos consideraban esta filosofía como algo singnificativamente erróneo. Su único argumento a favor era que este candidato lograría muy probablemente una subsidiariedad mayor. Mis interlocutores puede que hallan estado en lo correcto acerca de este punto, sin embargo tengo mis dudas de que la subsidiariedad sea un efecto a largo plazo de su presidencia. Existen quienes están confundidos y piensan que la doctrina católica de la subsidiariedad coincide con doctrinas liberales u otras que son comunes en los Estados Unidos a favor de un “gobierno pequeño”. Quiero señalar algunas diferencias entre las dos.

Algunas de las diferencias más significativas son:

1) la subsidiariedad es una filosofía social. La persona humana no puede ser comprendida fuera de su naturaleza social y de su existencia social. La subsidiariedad considera que en razón de su propia naturaleza, de la ley natural y, en última instancia, de Dios, se impone a la persona humana una existencia comunal, social y política.

Para el liberal, por el contrario, la persona humana es individualista. El liberal considera que los aspectos comunal, social y político de la existencia humana son el resultado de la libre elección y considera que estos aspectos de la existencia humana son más de origen humano que divino.

2) debido a que la subsidiariedad reconoce lo social de la naturaleza humana, la misma doctrina considera que nuestras obligaciones hacia la sociedad nos son impuestas por la naturaleza y no por una libre aceptación. Por ejemplo, entonces, la autoridad del gobierno viene de Dios y de la ley natural antes que del libre consentimiento de los gobernados. El pueblo debe obedecer, sea que consienta o no. El salario justo viene determinado, no por el libre acuerdo entre el empleador y el empleado, sino por las necesidades financieras del empleado (siempre y cuando el empresario tenga los recursos suficientes para cubrir estas necesidades y aún cubra sus propias necesidades financieras y las propias de un negocio sostenible). Debemos contribuir al bien común de la sociedad en la que vivimos (nuestro pueblo, nuestra provincia, nuestro país, etc.); incluso si no queremos hacerlo, por lo que podemos ser obligados contra nuestra voluntad a hacerlo y corresponde al gobierno obligarnos a ello, incluso si nunca consentimos con la existencia de este gobierno o con su derecho a hacerlo.

3) de acuerdo con la subsidiariedad, el bien común debe ser perseguido por toda la sociedad, bajo la dirección y, si fuese necesario, la coacción del gobierno.

Para los liberales, el bien debe buscarse en forma individual o mediante organizaciones privadas a las que los individuos libremente se unen. El gobierno existe meramente para dejar a los individuos libertad para perseguir el bien más que para dirigirlos a ello.

4) la doctrina de la subsidiariedad sostiene que el bien común tiene prioridad por sobre la libertad individual.

La libertad individual es parte del bien común, pero ni se corresponde con todo el bien común, ni es la parte más importante de éste. El bienestar espiritual y moral de la sociedad y de sus miembros individuales es mayor bien y tiene precedencia sobre la libertad individual. El bienestar material de la sociedad también tiene precedencia sobre la libertad individual. El orden global y el funcionamiento correcto de la sociedad tienen más importancia. La libertad es un bien dentro de estos límites. Aunque ciertas restricciones de la libertad puedan impedir el logro de estos bienes superiores, y cuando la libertad se ve restringida el bien logrado debe ser proporcionado a estas limitaciones, la libertad sólo es un bien secundario y contextualizado. Es deber del gobierno perseguir y promover el bien común completo.

Por el contrario, el liberal sostiene que la libertad individual es el bien más elevado o, al menos, el bien más elevado de los que el gobierno debe proteger y promover. Para el liberal, la persecución de bienes más elevados debe ser asunto de la libre elección del individuo y no de la exigencia y dirección del gobierno.

5) la subsidiariedad entiende las relaciones entre las personas, entre los individuos y la sociedad, primero en términos de obligaciones morales antes que en términos de derechos. El rol del gobierno es hacer cumplir estas obligaciones. El gobierno no debe simplemente reprimir los pecados de comisión (como el asesinato), sino también los pecados de omisión (tales como el no contribuir al bien material de la sociedad) mandando a los individuos a cumplir con las obligaciones pertinentes.

La doctrina liberal entiende las relaciones entre las personas y entre los individuos y la sociedad en términos de derechos y no acepta otras obligaciones que aquéllas que han sido libremente consentidas. Entiende el rol de gobierno limitado a la protección de los derechos. Para esta teoría, el gobierno sólo debe reprimir los pecados de comisión y debe ignorar los de omisión.

6) la subsidiariedad sostiene que el camino al bien común debe ser dejado al arbitrio del nivel más local o bajo de la sociedad que eficientemente pueda buscarlo. En la medida de que un pueblo pueda buscar el bien común por su cuenta, el municipio debe dejarlo libre. En la medida de que un municipio pueda buscar el bien común por su cuenta, la provincia debe dejarlo libre. Y así sucesivamente, sin interferencias innecesarias de los niveles superiores. Se me ocurren dos razones para esto.

La primera es que las situaciones y necesidades particulares son únicas y que nadie más indicado para ocuparse de ellas mejor que aquéllos que son competentes para entender y responder por su particularidad. En relación a esto, debemos decir que las respuestas a los problemas deben ser “orgánicas” antes que concebidas racionalistamente mediante planes uniformes para imponer utopías. En la subsidiariedad, el control del gobierno local perfecciona lo real, mientras que la búsqueda de la centralización por parte del gran gobierno moderno sólo genera falsos ideales.

La segunda razón es que no debe existir más control ni más restricciones a la libertad por parte del gobierno que las que sean necesarias para el bien común, siendo que la libertad está esencialmente subordinada a éste como ya se dijo.

El liberal, por otro lado, quiere maximizar la libertad. No quiere una mayor intervención del gobierno local, porque sabe que sería conducente de un control del gobierno más efectivo. El liberal quiere, por el contrario, minimizar todo control del gobierno.

7) la subsidiariedad reconoce que existen casos en los cuales más gobierno, incluso mayor centralización, puede ser lo necesario para el bien común. El bien común tiene prioridad sobre lo local, aunque sostengamos que lo local es con frecuencia más efectivo para lograr el bien común.

Por el contrario, el liberal se opone, por principio, a cualquier aumento del gobierno y a cualquier centralización del gobierno.

8) la subsidiariedad sospecha de la gran empresa centralizada incluso más que lo que sospecha del gran gobierno centralizado. La subsidiariedad, de hecho, prefiere la expansión del gobierno a la expansión de la gran empresa. Existen múltiples razones para ello.

En primer lugar, es de la naturaleza del gobierno preocuparse por el bien común y actuar de acuerdo con el interés público. No todo gobierno ni todo gobernante lo hacen, pero aún así es de la naturaleza básica del gobierno como tal. Sin duda, muchos de los ejemplos de los peores gobiernos resultan de la malinterpretación del bien común y del interés público, más que de puras preocupaciones egoístas. La empresa, por su naturaleza, existe principalmente por el interés privado, aunque sea también de la naturaleza de la empresa preocuparse por el bien común, el interés público y sus empleados, así como de los empresarios. Sin embargo, el asunto es que el gobierno es, por su naturaleza, el único preocupado únicamente por el bien común y el interés público, mientras que el interés privados es, por la naturaleza de la empresa, la principal preocupación de la empresa.

En segundo lugar, es inevitable que si el gobierno no controla al dinero, el dinero controla al gobierno. Teniendo en cuenta lo anterior, el control por parte del gobierno del dinero es de interés público, del mismo modo que interesa al bien común. Si la empresa (“el dinero”) controla al gobierno, éste puede ser capturado por el bien privado, y por la empresa, en particular la gran empresa, que está mayormente fuera del control del gobierno, lo que llevará a una plutocracia o plutonomía. Una economía apropiada es aquélla en la cual existen fuertes regulaciones del gobierno para la empresa privada y el mercado, lo que es diferente a una economía de mercado desregulada o una economía socialista controlada.

El liberal no se opone a la gran empresa. De hecho, con frecuencia se alegra por ella. Mientras que la subsidiariedad favorece el localismo en todos los aspectos de la vida, el liberal favorece el localismo sólo respecto al gobierno (subsidiariedad pública), pero tiende a rechazar el localismo en los negocios (subsidiariedad privada). Un liberal pordría incluso llegar a sostener que la posibilidad de que la empresa (“el dinero”) controle el gobierno es un ejemplo de la libertad humana por sobre el control del gobierno de la vida de las personas.

9) para la subsidiariedad, la libertad es principalmente la libertad de vivir una vida católica y moral, para lograr bienes culturales auténticos y para vivir en una comunidad de vida con la propia familia, los amigos y los vecinos. La libertad económica tiene una prioridad relativamente baja. El bienestar material es necesario para perseguir estos bienes más elevados, por lo que tanto el bienestar material como la persecución de estos bienes más altos pueden necesitar poner restricciones a la libertad económica.

El liberal sostiene que el gobierno, el Estado y la autoridad son simplemente medios para la preservación de la libertad y los derechos individuales, y no son bajo ningún punto de vista bienes en sí mismos. Incluso pueden llegar a sostener que el gobierno es un “mal necesario” más que un bien positivo. Hay algunos que tienen la esperanza de una desaparición progresiva del Estado en un mundo capitalista.

11) finalmente, la subsidiariedad ve las relaciones humanas en términos principalmente cooperativos. Parte de la naturaleza social de la persona humana es vivir en caridad, benevolencia y mutua cooperación con el prójimo. Esto no significa negar que los efectos del pecado original con frecuencia nos conducen a no vivir a la altura de nuestra naturaleza en este caso. Esto no quiere decir que propugnemos un altruismo puro ni que neguemos lo legítimo del interés personal, incluso a veces a expensas de otros (como cuando dos personas compiten por un mismo trabajo). Pero sí significa afirmar que la cooperación, mejor que la competición, es la realidad básica de las relaciones humanas. El rol del gobierno es específicamente alentar e, incluso, forzar tal cooperación en beneficio del bien común.

El liberalismo entiende que las relaciones humanas se dan básicamente de una manera competitiva. El mercado es visto por esta doctrina como la arena de la competencia.

No creo que este listado de diferencias sea exhaustivo y, ciertamente, no alcanzo a desarrollar in extenso ninguno de los puntos mencionados arriba. Sin embargo, espero que esta pieza sirva de síntesis de las principales diferencias entre estas dos doctrinas, y pueda ayudar a que aquéllos que buscan implementar y justificar un auténtico localismo y perseguir el bien común, no se vuelvan hacia las teorías liberales. FIN.

James Baresel es graduado en Historia de la Universidad de Cincinnati (2005) y magíster en Filosofía de la Universidad Franciscana de Steubenville (2010). También ha realizado estudios en el Instituto Franciscano de la Universidad de San Buenaventura.



martes, 10 de abril de 2012

La Liga Distributista

(Según la definición de G.K.’s Weekly.)

LA LIGA ofrece la única alternativa práctica frente a dos males: el Capitalismo y el Socialismo. Se opone igualmente a ambos; los dos llevan a la concentración de la propiedad y el poder en pocas manos para la esclavización de la mayoría.

LA LIGA sostiene:

La Libertad del Individuo y de la Familia contra la interferencia de las burocracias, los monopolios o el Estado.

Que la Libertad personal será restaurada principalmente mediante una mejor Distribución de la Propiedad (esto es, la posesión de las tierras, las viviendas, los talleres, los jardines, los medios de producción, etc.).

Que una mejor Distribución de la Propiedad se logrará protegiendo y facilitando la posesión de emprendimientos individuales en la tierra, los comercios y las fábricas.

Por eso LA LIGA lucha por:

Los pequeños Comercios y Comerciantes contra las cadenas y los monopolios.

El Artesanado individual y la Cooperación de emprendimientos industriales. (Cada trabajador debería poseer una participación en los Activos y en el Control de la empresa en la que trabaja.)

El Minifundista y el Granjero libre contra los monopolistas de los latifundios inadecuadamente explotados.

Y el Máximo de iniciativas, en vez del mínimo actual, por parte del Ciudadano.



Hilaire Belloc en una reunión pública de la Distributist League

jueves, 22 de marzo de 2012

Chestertoniana: Peter Frederick Anson (1889-1975)

Fotografía de P. F. Anson,
tomada por Howard Coster en 1933
y que se encuentra en la National Portrait Gallery
[Fuente]


Nació en Southsea (Portsmouth), hijo del contralmirante Charles Eustace Anson y de Maria Evelyn Ross, de familia escocesa de larga tradición en la Armada Real (su bisabuelo Horatio Ross había sido ahijado de bautismo del Almirante Nelson) y que tenían el solar de Rossie Castle, cerca de Montrose.

Ya a los 6 años, dibujaba escenas de la vida marina, la pesca, etc. Con el fin de desarrollar ese evidente talento, los padres lo enviaron a la Architectural Association School de Londres, donde estudió entre 1908 y 1910.

Pero, a los 21 años, abandonó la escuela de arquitectura y se unió a la comunidad monástica anglicana de Caldey Island, cerca de la costa galesa a la altura de Tenby. Caldey estaba en su esplendor y este experimento de monaquismo causaba bastante asombro y hasta escándalo entre los anglicanos de distintas tendencias. Pero no dejaban de llegar visitantes. Allí conocería a Cecil Chesterton, a quien le ilustró su Poems and Plays, a Hilaire Belloc y a Ronald Knox. Fue así que en 1913 —junto con veintiún de sus hermanos y el abad Carlyle— fue recibido en la Iglesia Católica, pero debido a su mala salud nunca tomó los votos permanentes, siendo oblato por el resto de su vida.

A pesar de la vida en comunidad, nunca perdió sus contactos con el mundo exterior y, en particular, con los marinos y pescadores que había conocido en su niñez. En 1921 fundó The Apostleship of the Sea, una organización dedicada a asistir material y espiritualmente a los marinos católicos.

Eventualmente, en 1924 abandonó la abadía de Caldey y la vida religiosa, dedicándose a viajar, pintar y escribir. Pasó un breve tiempo en Ditchling, donde trabó duradera amistad con Eric Gill, David Jones y Desmond Chute. Pero también recorrió Europa continental. Fruto de estos viajes fue su primer libro, publicado en 1927, A Pilgrim’s Guide to Franciscan Italy.

De regreso en Gran Bretaña, decidió vivir junto al mar. Fue uno de los fundadores de la Society of Marine Artists (hoy Royal Society of Marine Artists) en el ’36. En 1938 inició su propia actividad pesquera en la costa de Moray, en el nordeste de Escocia, primero en Portsoy, luego en Macduff —donde viviría por más de 14 años, aunque siempre viajando—. Diseñó y construyó su propio bote pesquero: el “Stella Maris”.

Sus dos amores fueron el mar y la Iglesia, a ambos dedicó sus escritos y pinturas. Ese mismo año ’38, se inauguró en Invergarry, la nueva iglesia parroquial, que había sido diseñada por el arquitecto Ian Lindsay con la asistencia documental de Anson, en estilo rural escocés del siglo XVIII.

En el ático de su casa de Macduff, Anson construyó una hermosa capilla que era la única casa católica de oración en toda la localidad. Pescadores, marineros y sus familias —la mayoría presbiterianos o episcopalianos— entraban y salían de la casa de Anson y de su capilla sin necesidad de pedir permiso. Casi todos los niños de Macduff aprendieron a dibujar y pintar en la escuelita que informalmente organizó.

En 1952, sin embargo, perdió su bote en una tormenta y, tras vender Habour Head, decidió mudarse al sur de Inglaterra. Pero, la añoranza por la costa escocesa era muy grande, y sólo unos pocos meses después volvió a Macduff, donde adquirió una pequeña cabaña en Low Shore.

En 1958 publicó Abbot extraordinary, donde relata la vida del abad Aelred Carlyle, fundador de la comunidad monástica anglicana de Caldey Island, y trabajo fundamental para conocer la historia de aquel experimento que tanta impresión causó en la Iglesia de Inglaterra de principios del siglo XX.

Sin avisar a nadie, ese mismo año ’58, se escapó a la Ramsgate Abbey, con el fin de regresar a la vida conventual. En 1960 volvió a mudarse a Portsoy. Ese mismo año produjo el libro Fashions in Church Furnishings —donde desarrolló sus enormes conocimientos sobre la mueblería y el diseño tradicional de los interiores de las iglesias británicas—.

Al poco tiempo, volvió a cambiar de domicilio, esta vez a la ciudad de Montrose, viviendo en casa de un predicador laico de nombre Jack Smith, y poco después cerca de Ferryden, a donde fue también con Smith.

En 1965 publicó Bishops at large, un estudio de unos 150 grupos cismáticos dependientes de “obispos vagantes”, en los siglos XIX y XX, y que, al día de hoy, sigue siendo una referencia para canonistas y teólogos interesados en este tema.

En 1966 el papa Pablo VI lo creó Caballero de la Orden de San Gregorio Magno en reconocimiento de su obra de apostolado entre los pobres marinos y pescadores, así como por sus estudios históricos sobre la Iglesia en Escocia.

Un año después, en 1967, se lo designó como el primer curador del Scottish Fisheries Museum, en Anstruther. Sólo ocupó el puesto un año, volviendo a Ferryden unos meses después. Allí comenzó a trabajar en el que iba a ser su último proyecto, un “panorama” completo de la industria pesquera escocesa.

Otra obra de referencia de su autoría es Underground Catholicism in Scotland (1970), sobre la historia de los católicos de Escocia en los “tiempos penales”. Un trabajo que, aún hoy, no ha sido superado.

Los últimos cinco años de su vida los dedicó a la pintura, primero en Caldey Island —a donde regresó a los ochenta años en 1970— y, luego, en el ’74, en Sancta Maria Abbey, en Nunraw (East Lothian, Escocia), donde fallecería a los 85 años.

Legó los derechos de autor de sus libros al abad de la Santa Maria Abbey de Nunraw, en East Lothian. En 1979 más de 400 pinturas y dibujos, junto a objetos personales y libros, que estaban en posesión de la abadía de Nunraw fueron puestos a disposición del Moray District Council. Otras de sus pinturas conforman la llamada Anson Gallery, actualmente propiedad de la Buckie Public Library. Sus pinturas se destacan por la búsqueda de la exactitud, cuestión que lo obsesionaba.

Además de los libros ya nombrados, otros son Fishing boats and fisher folk on the East cost of Scotland (1929), Fishermen and fishing ways (1932), How to draw ships (1941), Life on Low Shore (1969), entre muchos más. Fue, además, colaborador de casi todas las publicaciones periódicas católicas del Reino Unido, como The Universe, The Catholic Herald, The Tablet, Blackfriars, The Dublin Review

viernes, 24 de febrero de 2012

Ditchling: Joe Cribb

Herbert Joseph Cribb nació en 1892 en Hammersmith, Londres. Dicho distrito londinense era en ese tiempo epicentro del Movimiento de Artes y Artesanías, y de diversas formas (algunas bastante excéntricas) de socialismo utópico —que pronto quedarían opacadas por la política de partidos y el marxismo—.

Fue allí que conoció al célebre escultor Eric Gill, y, con tal sólo 14 años, se convirtió en su primer aprendiz. 

En 1907 siguió a los Gill a Ditchling. Desde ese año, fue aprendiz y asistente (desde 1913) de Eric ininterrumpidamente —excepto durante el tiempo que sirvió en la Primera Guerra Mundial— y participó de la  primitiva organización de la comunidad de artesanos de Ditchling y, más tarde, de la constitución de la Guilda de San José y Santo Domingo. En el medio, como casi todos los demás artistas y artesanos miembros de la comunidad, se convirtió al catolicismo romano.

Pero, en 1924, los Gill deciden mudarse a Gales. Joe Cribb decide quedarse y Eric le cede su taller. Lawrence Cribb, “Laurie” en Ditchling, hermano de Joe, sin embargo, decide partir con los Gill. Allí en Capel-y-ffin y, posteriormente, en Piggots (Buckinghamshire), Laurie trabajó como escultor en piedra y madera, tipógrafo y xilógrafo, hasta su muerte. 

Por su parte, Joe continuó la obra de Gill. Sus esculturas pueblan muchas de las iglesias del Sudeste inglés, incluyendo las 14 estaciones del vía crucis en St. Matthew’s, en Westminster. Su obra más importante es la figura de Cristo que aún puede verse en la catedral de Plymouth que mira sobre la barranca de Hoe. 

Volvió a juntarse con Gill para trabajar en la escultura monumental “Mankind” (Humanidad) que está actualmente en el Museo Tate. 

En la Segunda Guerra Mundial, Joe Cribb sirvió como observador aéreo para la British Home Guard. Cribb, veterano de la Primera, se dedicó con ahinco a esculpir las lápidas de todos caídos de la Segunda Guerra que pudiera hacer, incluso en forma gratuita. Los diseños de estas lápidas, muchas de las cuales aún se pueden apreciar en los cementerios del sudeste inglés, seguían los diseños de Max Gill, hermano de Eric. 

Tras la guerra, Cribb fue uno de los principales proveedores de los más conocidos arquitectos de Brighton  encargados de la reconstrucción de esta ciudad tan dañada por los ataques aéreos. Arquitectos del prestigio de un John Denman, por ejemplo. 

Entre quienes fueron sus aprendices, se puede contar a John Skelton, Noel Tabbernor y Kenneth Eager; todos ellos notorios escultores ingleses contemporáneos. 

Joseph Cribb murió en 1967.

Cribb en su taller de Ditchling
 [FUENTE: The Eric Gill Society.]

viernes, 17 de febrero de 2012

Bellociana: Jim Allison

James Murray Allison, conocido para los amigos como Jim, nació en 1877 en Australia.

Se asentó en Londres en 1908 para trabajar como Gerente de Publicidad para el diario Times. Posteriormente, tendría cargo la publicidad del Daily Telegraph y de toda la empresa Allied Newspapers Ltd.

Estaba casado con Elsie Baxter, con quien tuvo a Jimmy Allison.

Hill Farm House (cerca de Rodmell, East Sussex), actualmente llamada Drummond House, residencia de los Allison  
Con su familia, se asentó en Hill Farm House, en Rodmell, Sussex, en las afueras de Londres, y cerca de King’s Land, la casa de Hilaire Belloc, de quien eventualmente se hizo muy amigo.

Además publicaba por su cuenta la revista Wild Life, posteriormente rebautizado como Land and Water.

Poco tiempo después de estallar la Primera Guerra Mundial, Allison pidió a Belloc que escribiese una columna semanal en su periódico Land and Water, que llegaría a tener una circulación de 100.000 suscriptores, y eventualmente sería fusionada con otro periódico rural, The Field.

Así comenzó una duradera relación de amistad que se acrecentaría tras la guerra.

Allison y Belloc solían realizar travesías por el campo o acompañados de los más jóvenes Peter Belloc o Jim Morton.

En 1929, Allison acompañó a Belloc al continente, donde éste pretendía recorrer los terrenos de las principales batallas napoleónicas para uno de sus libros. Allison llevaba consigo un detallado diario de su viaje que pretendía publicar al regreso, pero falleció en junio de ese año. Póstumamente, Belloc completó las notas de su amigo y las publicó con el título Travel notes on a holiday tour in France en 1931.

Asimismo, Allison era amigo de J. C. Squire, poeta, historiador e influyente editor literario del período de entreguerras.

Además, publicó Wild geese and other verses (1922), Old man’s milk (1925), First essays on advertising (1926), It never rains and other stories (1927) y Second essays on advertising (1929), entre otras obras.

En 1919 compiló y editó las caricaturas y dibujos de Louis Raemakers sobre la Primera Guerra Mundial, un verdadero descubrimiento que se convirtió en un clásico.

Además de la casa rural de Rodmell, los Allison tenían un departamento en 2 Thorney Court, en Palace Gate, Londres.

A él dedicó Hilaire Belloc su libro The last days of the French monarchy, publicado en 1916.
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...