Incluso desde antes de existir formalmente el Distributismo, los distributistas se asociaron alrededor de sus publicaciones periódicas sucesivas (Eye-Witness, New Witness, G.K.'s Weekly, Weekly Review, The Reporter, The Defendant y The Distributist) para intercambiar ideas, realizar actividades en conjunto, peticionar ante las autoridades y difundir su credo económico, social y político. A continuación compartimos las interesantes entradas incluidas en la monumental obra de Peter Barberis, John McHugh y Mike Tyldesley, Encyclopedia of British and Irish Political Organizations: Parties, groups and movements of the 20th century (
National League for Clean Government (Liga Nacional por un Gobierno Limpio, 1913-23): Antes de la Primera Guerra Mundial, la NLCG dirigió una campaña radical contra el gobierno liberal, en medio de acusaciones de una “conspiración” judía. Estaba asociada al periódico patriótico New Witness (originalmente, The Eye-Witness), editado por Hilaire Belloc y Cecil Chesterton. Sus principales actividades consistieron en reuniones y campañas de oposición a determinados candidatos liberales en las elecciones. Luego de la guerra se transformó en la New Witness League, pero se extinguió cuando el periódico dejó de publicarse.
The Distributist League (Liga Distributista, 1926-1940): El nombre completo de esta organización era League for the Preservation of Liberty by the Restoration of Property (Liga para la Preservación de la Libertad para la Restauración de la Propiedad), pero era mejor conocida como Liga Distributista. Estuvo identificada con la sociedad intelectual de Hilaire Belloc y G. K. Chesterton, dos talentos literarios de las primeras décadas del siglo XX. Belloc fue también parlamentario liberal por el distrito de Salford South entre 1906-10. Los fines de la Liga eran dobles: la preservación de la propiedad de modo que la libertad de los individuos y de las familias se mantenga frente a los sistemas opresivos, y una mejor distribución del capital mediante la propiedad individual de los medios e instrumentos de producción como única forma de preservar la propiedad privada. El segundo de estos fines requería la destrucción de la plutocracia y el capitalismo. Sin embargo, los distributistas no estaban en contra de una economía competitiva de mercado; sino que se oponían a la deformación de un sistema bien balanceado de propiedad privada (incluyendo la economía de mercado) por fuerzas que podían llevar a este sistema a recaer en el capitalismo. Por eso, la intervención del Estado tenía el papel de prevenir esta recaída. De este modo, apoyaban al pequeño zapatero frente a los cadenas de comercios. Sostenían el artesanado y la cooperación en la empresa industrial (donde todos los trabajadores tuvieran una cuota parte de los activos y el control del negocio en el que trabajan); y apoyaban a los minifundistas y granjeros propietarios contra los monopolistas de las grandes e inadecuadas explotaciones latifundistas. Dentro de este amplio marco, existían diferencias de opinión. Una minoría de sus miembros, como A. J. Penty, tenían reservas respecto al uso de maquinaria industrial, aunque el Distributismo no era simplemente la fórmula “tres acres y una vaca”, especialmente no lo era para Chesterton. Sin embargo, había una preocupación general sobre los malos efectos de la vida urbana, subrayando la importancia de la pequeña propiedad campesina. Por eso, el “Esquema de Birmingham” (1928) pretendía relocalizar a los trabajadores en el campo como granjeros, para resolver los problemas del desempleo y la importación de comida. Una campesina autosuficiente podría comercializar el excedente de su propia producción.
La Liga tenía una relación cercana y, por momentos, casi inseparable con el G. K.’s Weekly, el periódico de Chesterton que comenzó a circular en marzo de 1925. A sólo tres años de su fundación al año siguiente, la Liga contaba con ramas en toda Gran Bretaña y, más tarde, en Australia, Canadá y Sudáfrica. Hasta 1929, la Liga Distributista tendió a apoyar al laborismo y los sindicatos —tal vez porque su vocero parlamentario más conocido era el laborista Sir Henry Slesser, quien se bajó del Parlamento en 1929—. Pero en los ’30, la Liga comenzó a inclinarse hacia los puntos de vista monárquico y antiparlamentario de Belloc.
La posición de la Liga en asuntos internacionales estuvo moderada hasta cierto punto por Chesterton hasta su muerte en junio de 1936. Chesterton había adoptado una posición ambigua frente al facismo italiano, aunque siempre se había opuesto vigorosamente al nazismo alemán. Tras su muerte, la Liga siguió opuesta a los nazis, pero se hizo cada vez más favorable al facismo. Experimentó dificultades importantes con motivo de la invasión italiana de Abisina en 1935, aunque con el estallido de la Guerra Civil española (julio de 1936) tales ambigüedades desaparecieron y la Liga (a través del G. K.’s Weekly) dio su apoyo a Franco, abogando por políticas autoritarias para Gran Bretaña. Luego del fallecimiento de Chesterton, Belloc se convirtió en presidente de la Liga, con T. S. Eliot, Eric Gill y Ada Chesterton, viuda del hermano de G. K., Cecil, como vicepresidentes. En noviembre de 1937, y con el apoyo de la Weekly Review (la G. K.’s Weekly renombrada, ahora editada por Belloc), algunos activistas de la Rama de Birmingham conformaron un partido político distributista que, a fines de ese año, reclamaba mil miembros y cuatro ramas. Nada parece haber salido de esta aventura. Viendo a la Unión Soviética como el principal enemigo internacional, la Liga apoyó la declaración de guerra británica en 1939 y se desbandaron unos pocos meses después. La sobrevivió The Weekly Review y, en 1947, se formó una Asociación Distributista.
The Distributis Association (Asociación Distributista, 1947-52): Se fundó en el “Cheshire Cheese”, un pub de Londres. Parece haber sido un reagrupamiento de distributistas que habían sido activos en la vieja Distributist League. Su programa de siete puntos incluía la provisión de seguros con ayuda estatal, lo que causó una inmediata controversia en las páginas del Weekly Review. Para mayo de 1947 existían 14 asociaciones locales, de las cuales 5 estaban en Lancashire —éstas conformaron un Lancashire Area Committee—. La actividad distributista en forma independiente respecto a la Asociación continuó en la forma de una revista, The Distributist, que se publicó entre enero de 1953 y otoño de 1958 (conocida como The Defendant entre 1953 y 1956). Posteriormente, los asuntos distributistas siguieron siendo tratados por el G. K. Chesterton Study Centre, luego transferido al Westminster College de Oxford*.
* En 1998, debido a problemas financieros, el Centro se mudó del Westminster College al Plater College de Oxford. En 2002, tras la venta de T&T Clark a Continuum, el Centro quedó casi sin medios. En el verano de ese año, el G. K. Chesterton Institute, fundado por el Padre Boyd, que rentaba unas oficinas en la ciudad de Oxford, salió a salvar al Centro ofreciéndole un lugar. En 2003 el Instituto se fusionó con el Centre for Faith & Culture de Oxford y el Centro se convirtió en la Chesterton Library. Actualmente todos ellos funcionan como The Chesterton Institute for Faith & Culture, con sede principal en Oxford y que edita dos revistas “The Chesterton Review” y “Second Spring”, organiza conferencias y dicta cursos en conjunto con la Seton Hall University de Nueva Jersey (Estados Unidos). Cf. Strattford Caldecott, “Chesterton Alive Today: Reviving the Moral and Social Imagination: Notes for a Re-Evangelisation of Culture”, Second Spring, n/d.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario