Foto: Ditchling en la década de 1920

lunes, 30 de mayo de 2011

Fuentes y aplicaciones del Distributismo (I)

Fuentes y aplicaciones del Distributismo:

La idea de un católico romano sobre el genio anglo-católico

Michael Black*

La popularidad pasada y la larga tradición

de la religión le proveyeron con campeones diversos

contra la desatención actual.

— Charles Williams, Shadows of Ecstasy

I- Crisis, tradición y Distributismo

La tradición se afirma a sí misma especialmente en tiempos de crisis. Creencias profundamente sostenidas pero olvidadas se nos presentan como novedades, un “commodius vicus de recirculación” de ideas que se ofrecen a sí mismas como soluciones a los problemas sociales contemporáneos. En nuestra crisis económica actual, el Distributismo, una idea de comienzos del siglo XX, recibe una atención renovada como una contribución seria a la política nacional del Reino Unido. Este ensayo es una respuesta personal que espero encuentre un lugar en este debate en crecimiento.

En septiembre de 2008, la quiebra del banco de inversión de Wall Street, Lehman Brothers, causó la paralización temerosa de los mercados financieros de todo el mundo. El consenso de los asesores financieros y políticos fue que el mundo había ingresado en “terra incógnita” en materia económica. No sólo quedó desacreditada la opinión de respetables economistas, sino también teorías de la ciencia económica que se tenían como firmes desde hacía tiempo. Probablemente fue inevitable el renacimiento de lo no convencional y lo marginal en este medioambiente de desesperación intelectual. A ambos lados del Atlántico llegó a tener cierta prominencia un concepto socio-económico poco conocido, el Distributismo, que fuera acaudillado por G. K. Chesterton y Hilaire Belloc en las décadas de 1920 y 1930.

En América del Norte, por ejemplo, a muy pocos meses de la bancarrota de Lehman, la revista trimestral estadounidense Chesterton Review condujo un simposio publicitando la relevancia del Distributismo como solución a la crisis económica global. El Padre Ian Boyd, editor de la revista, recomendaba lo que consideraba un “distributismo evolucionado” en muchos movimientos cooperativistas industriales como modelos económicos a una escala que pueden ser controlados por seres humanos.[1] En julio, el Padre Boyd dio una conferencia en Oxford con el título: “Una visión distributista sobre la crisis económica”. Thomas Storck, uno de los editores de la misma publicación y de la estadounidense Distributist Review, participó en Nueva York, en nombre del Distributismo, en un debate con uno de los teólogos “capitalistas” más conocidos, Michael Novak.

Durante el mismo período, Phillip Blond, ex académico y alumno del teólogo John Milbank (miembro del movimiento de Ortodoxia Radical, “primo menor” del Distributismo), escribió un artículo para su blog británico sobre “El surgimiento del conservadurismo rojo”.[2] En esta pieza, aboga por el divorcio entre el conservadorismo político y el liberalismo económico, una unión que parecía cementada para siempre por la “dureza” política de Margaret Thatcher. Sugiere también limitaciones de tamaño para las empresas en industrias claves. Para Blond, las raíces del conservadorismo hay que buscarlas en tradiciones inglesas mucho más antiguas que el liberalismo económico. Encuentra el pensamiento de Edmund Burke particularmente apto. La noción de Burke acerca de los “pequeños pelotones” de familia y asociaciones cívicas, siente que tienen alguna afinidad con las ideas distributistas de Belloc y Chesterton.[3] Siendo, según el periodismo, asesor del líder del Partido Conservador, David Cameron, Blond podría llegar a ser la vía para una mayor influencia de las ideas distributistas en la política británica moderna.[4] Es tiempo, entonces, de preguntarse si el Distributismo es un saber auténtico cuyo tiempo ha llegado o si se trata simplemente de viejas tonterías. Mi idea es que existen buenas razones para tomar al Distributismo seriamente a comienzos del siglo XXI. Pero también creo que, sacado de su contexto teológico e histórico, es incoherente y probablemente peligroso. Lo que puede ser más significativo acerca de ello es, por lo tanto, la motivación para recapitular algunas cuestiones culturales que son parte de una teología social específicamente inglesa.






Michael Black, “The sources and uses of Distributism: A Roman Catholic’s View of Anglo-Catholic genius”, The Chronicle (Oxford University C. S. Lewis Society), vol. 7, no. 2 (April 2010). [N. del T.: La division del texto y los subtítulos no estaban en el original, pero se incluyen con motivos didácticos.]

* Michael Black es investigador y bibliotecario del Blackfriars Hall de la Universidad de Oxford. Anteriormente estuvo en la consultora McKinsey & Co., luego fue director gerente de la bolsa American Stock Exchange International, co-fundador de Corporate Performance Systems y vicepresidente senior de CSC Index, antes de convertirse en director de Desarrollo Corporativo de la automotriz Lotus Cars y luego, en 2001, consultor independiente.

[1] El Chesterton Institute sostuvo dos conferencias más acerca del Distributismo en España, el mismo año. El G. K. Chesterton Institute for Faith and Culture inglés también organizó una conferencia sobre el tema en julio de 2009.

[2] http://www.prospectmagazine.co.uk/2009/02/riseoftheredtories/. Blond prometió un libro del mismo nombre que aparecería el 1 de abril de 2010. [N. del T.: Los conservadores “rojos” o red tories son aquéllos más preocupados por las cuestiones sociales. Para la política británica, el término fue acuñado por Blond; en Canadá suele darse ese nombre a los conservadores moderados.]

[3] Cf. los “pequeños reinos” en Man Unchained p. 8, citado más abajo.

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