Foto: Ditchling en la década de 1920

miércoles, 21 de septiembre de 2011

San Mateo

Hoy, 21 de septiembre, se celebra la fiesta de San Mateo, Apóstol y Evangelista, co-patrono del Distributismo.

Mateo o Leví, hijo de Alfeo, era galileo. Ejercía la odiosa profesión de los publicanos: recaudadores de impuestos para los romanos, que se enriquecían prestando esos dineros públicos a interés a sus hermanos, antes de entregarlo a las autoridades, sacando en el entretiempo una abultada diferencia. En el caso de Mateo, según la tradición, ejercía su oficio junto al Mar de Galilea, cobrando peaje a los que cruzaban el lago también llamado de Genesaret o Tiberíades.

Durante el segundo año de predicación de Nuestro Señor, ocurrió el llamado de Leví el Publicano, convirtiéndose en el séptimo apóstol, luego de Andrés, Pedro, Juan, Santiago, Felipe y Bartolomé, todos ellos simples pescadores.

Pasaba Jesús por Cafarnaún y vio sentado a Leví, cobrando sus impuestos. Sin preámbulos, Le dijo: "Sígueme". Y Mateo, dejándolo todo, se levantó y lo siguió.

Dejaba su oficio, sus riquezas y su familia, para partir en pos de Cristo. De allí en más, ya no sería Leví, sino Mateo. Y para celebrar la ocasión, organizó un banquete, presidido por Jesús, y al que concurrieron otros publicanos. Los fariseos utilizarían este hecho, comer con publicanos, como constante acusación contra el Señor, pero éste les recordará que ellos los precederán en el Reino de los Cielos.

De allí en más, poco sabemos de Mateo. Su personalidad se apaga, para que crezca la de Jesús. En vez de recaudar dineros, recaudará las palabras del Maestro y los hechos de Su vida.

Y años después, volcará esas palabras y esas experiencias en un Evangelio. Presenta en él a Jesús como el Mesías anunciado en el Antiguo Testamento, en quien se cumplen las profecías. De los cuatro Evangelios, el suyo es el que quizá conserva mayor cantidad de citas textuales del Divino Maestro. No duda en otorgar a la Iglesia la herencia de los privilegios del pueblo de Israel. Es frecuente en él la referencia al Reino.

Tras predicar en Galilea y en Judea, San Mateo se trasladó a Persia. Estuvo también en Egipto y, finalmente, recaló en Etiopía, donde -según los Bolandistas- realizó muchos milagros y convirtió a la familia real, la corte y el pueblo. Desde muy antiguo se recuerda su martirio un 21 de septiembre, al pie del altar, asesinado por orden de Hirtaco, usurpador del reino etíope, que pretendía casarse con la princesa Ifigenia, protegida del Santo y que había hecho votos de virginadad perpetua junto a otras 200 jóvenes de aquel reino. Por orden del Papa Gregorio VII, sus restos fueron trasladados a Salerno en 1080, donde actualmente se conservan estas reliquias.




La vocación de San Mateo. Óleo sobre lienzo, h. 1599-1600. Capilla Contarelli, San Luis de los Franceses, Roma. [Fuente: UrielArte.]

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